sábado, 30 de abril de 2011

El suro d'en Durán - La primavera en el Corredor


El mes de Abril se me ha pasado volando y si me descuido, casi no me da tiempo a publicar una reseña de los talleres organizados los domingos 3 y 10. Este mes hemos conocido un poco más el Parque del Montnegre y el Corredor.

Os confieso que estoy muy contenta de cómo ha ido la “inauguración” de esta primavera. El calorcito, el sol y en general el buen tiempo invitaban a abandonar el recogimiento del invierno e iniciar la expansión propia de la primavera ¡Realmente apetecía salir del cascarón!

En los bosques cercanos a Vallgorguina podemos encontrar pinos, encinas, robles y algún hermoso castaño escondido en las zonas más húmedas y sombrías … pero el rey es sin duda el alcornoque. En la explotación de los recursos forestales, tradicionalmente el hombre ha talado los árboles más viejos dejando crecer a los más jóvenes, que son también los más débiles, con lo que actualmente resulta difícil encontrar árboles de tamaño respetable, árboles de verdad. Lo que ahora llamamos árboles monumentales y que en el pasado dominaban la Tierra. De esta práctica se han salvado los alcornoques, origen del tan apreciado corcho empleado, por ejemplo, en el embotellado del vino y que se vieron favorecidos sobre todo en los siglos XVIII y XIX. Gracias a esto es fácil encontrar ejemplares de buen tamaño a pesar de su lento crecimiento.

Una vez reunido el grupo, iniciamos el camino hacia el dolmen de Piedra Gentil con la idea de desayunar en este “turonet”. A pesar de ser un lugar normalmente muy visitado, a la hora a la que llegamos casi no hay nadie lo que nos permite disfrutar de un precioso momento de paz contemplando las hermosas vistas del bosque circundante que nos hacen olvidar una semana de trabajo y estrés y nos prepara para un agradable día de contacto con la Naturaleza.


Descendemos y os adentramos en el Corredor siguiendo la pista principal que pronto abandonamos para tomar un camino que nos permitirá al final adentrarnos en un bosque casi selvático.

¡El Corredor es una autentica fiesta! La vida rebosa ahora por doquier y las plantas dan la bienvenida a la primavera luciendo sus hermosas y coloridas flores. Resulta más fácil reconocerlas en este momento así que nos entretenemos en intentar identificar algunas de las más usuales en la zona: las diferentes especies de retama (ginesta), jara (estepa), brezo (bruc) y algunos otros árboles como el laurel, el madroño (arboç) y el espino blanco (arç blanc).




La primera parada, un mullidito arenal en medio del bosque ideal para autoregalarse un buen masaje en los pies y tumbarse más o menos cómodamente para disfrutar de una relajación ciertamente diferente, apoyada por la música en vivo y en directo del discurrir de un riachuelo y del canto de los pájaros. Naturaleza en estado puro. ¡Increíble! ¡Pocas veces se puede disfrutar de algo así!



Continuamos el camino y llegamos a una zona totalmente selvática que casi nos transporta a otra dimensión, la verdad es que no encuentro palabras para describir las sensaciones vividas. Para sentirlas en toda su intensidad hacemos una parada para meditar unos minutos, ¡esto es vida!


Llega la hora de comer y de compartir experiencias pasadas, presentes y futuras. Siempre surgen conversaciones interesantes que dan pie a conocerse un poquito mejor y como no, a aprender algo nuevo.

Ya estamos en marcha otra vez, la zona es tan selvática que casi ya no queda resto del sendero. Siguiendo el camino con alguna que otra dificultad nos encontramos con un hermoso alcornoque perdido en medio de la vegetación que nos saluda divertido. Él es el preludio de la parte final del taller: conectar con la energía de los árboles.

Así que llegamos a la pequeña explanada en la que se encuentra el Suro d'en Duran, impresionante árbol de mediana edad, que debe de tener entre 400 y 500 años. ¿Cuántas historias nos podría contar? ¿Cuantas generaciones humanas ha visto pasar? Este árbol ha presenciado muchos acontecimientos, ¿no os parece? ¿qué nos diría si pudiese hablar? … bueno, quizás si que nos hable, quizás el problema sea nuestro ... si supiésemos escuchar ¡seguro que nos llevaríamos una sorpresa! Al fin y al cabo está vivo, como nosotros.

Nos preparamos para aprender a sentir y conectar con estos hermosos y majestuosos seres, compañeros en el planeta y tan absolutamente diferentes de nosotros. Aquí poco os puedo contar yo, la experiencia es personal e intransferible. Pocas veces nos damos el tiempo de sentir y abrazar a un árbol de la majestuosidad del Suro d'en Duran y es algo que es bonito vivir.

Después de dedicar un tiempecito a trabajar con los alcornoques que acompañan a este árbol monumental, iniciamos el camino de vuelta sintiéndonos “en la naturalidad y el bienestar que da el recibir lo que necesitas”, ¿verdad Pepa?

Siempre disfruto ayudando a la gente a conectar con la Naturaleza y con los árboles. Pero esta vez lo he hecho un poco más. Estaba acompañada de dos buenas amigas con las he he compartido grandes momentos e íbamos a trabajar con un árbol al que le tengo mucho cariño, por el que siento un gran agradecimiento y que ha acompañado amorosamente mis dudas y pensamientos durante todo este invierno. ¿Qué más se puede pedir?